Capítulo 5. Ángel

1983

Y lo seguimos oyendo…¿Por qué reabrir viejas heridas? ¿Por qué no dejar descansar a los muertos? Desde luego, quien piensa así, no debió de sufrir heridas que se puedan reabrir. Reconocer, valorar, respetar los derechos de las víctimas, y de sus familias, es de justicia. La memoria ayudará a comprender la tragedia vivida, a crear consciencia, a recuperar la dignidad. ¿Cómo es posible que esta infantil democracia nuestra, hoy día, en 1983, no haya movido aún un dedo para recuperarla? Hace casi una década del fin de la dictadura. Es incomprensible. Una mísera pensión para la viuda, que apenas si da para alimentarse. Eso es todo…

_ Hola Juan, ¿Cómo va eso, hombre?

_ Bien, Miguel. ¿Y tú? ¿Cómo van tus achaques?

_ Depende del día, pero ya me conoces, soy duro, un hombre de campo…  ¡Antonio! Ponme un cafelito, por favor. ¿Y esa cara, Ángel? ¿Qué te cuentas?

_ Acabo de llegar de la asociación vecinal, ya sabes… Hay cada cazurro… que me saca de mis casillas. En la reunión de hoy hablábamos otra vez de las víctimas de la dictadura. Hemos propuesto organizar un registro, recopilar información, hablar con los supervivientes, documentar los hechos… Hemos sabido de algunas exhumaciones clandestinas en otras provincias… Será muy difícil, pero algún día se hará justicia. Aunque no sé si Elena y yo llegaremos a verlo.

­­_ Ánimo hombre. Esos esfuerzos no caerán en saco roto. Pues sí, me parece clave recoger los testimonios. Algún día serán útiles… ¡Y qué diantres! ¡Es nuestra memoria! Puede que escribir sea una árdua tarea, pero… quizá podamos grabarlos. Tengo una cámara de vídeo que compré para mis nietos. Yo te echaré una mano. Cuenta conmigo. Y para quien no se sienta cómodo, una grabadora de voz, que también tengo, de mi época de maestro.

_ Maestro… como Manuel…

__ Sí, no hay día que no recuerde su imagen de genio despistado, su afán de emocionar a los niños con sus historias… Y su interés por ayudar a los que no tenían ni donde caer muertos.

_ Y los madrugones que se daba para recorrer la comarca, cargado con sus libros: Níjar, Carboneras, Campohermoso, Pueblo Blanco…

_ Desde luego. Pero lo peor… era tener que convencer a los caciques de que le dejaran enseñar a los temporeros y a sus hijos a leer… Siempre se le ocurría alguna compensación, que si mañana le traigo un pescadito, que si luego le ayudo con las cuentas…

_ Qué poco imaginaba mi hermano que allí tramarían su final. Aquel malnacido lo denunció, inventándose un comportamiento torcido y antipatriótico. Justo antes de que vinieras, pensaba… Una carretera por la que seguimos pasando a diario, donde mataron a miles de personas. ¿Cómo hemos podido olvidar aquella masacre? ¡Estaban huyendo! ¿Hay mayor crueldad y cobardía? Eso le costó la vida a Manuel. Él no se olvidó de la Desbandá. Y le oyeron hablar de ella años más tarde. Tuvieron la excusa perfecta…

_ Venga amigo, demos un paseo, que nos vendrá bien. Te acompaño a casa, y así saludo a tu hermana… A ver si tengo suerte y ha hecho soplillos, que le salen tan ricos… Tranquilo, Ángel, con el tiempo, y el trabajo de gente como vosotros, se recuperará por fin la memoria. Es un compromiso de justicia que todos nos debemos.

Autora: annacarrera.com

Site Footer

Sliding Sidebar