Tarde en Barcelona

Desde el blanco y el verde. Desde la luz y desde la vida, aquella más elemental. Hoy también se avergüenza el cielo y vierte su ocre sobre los tejados. Cerca, pareja de gaviotas que observan arrogantes desde la azotea. Lejos, grandes albatros, en perfecta fila india, se suceden sobre la argentada línea del mar. Siempre con el mismo destino. A veces, hasta incomoda algún cóndor engreído.

En el mar, enormes gansos blancos se deslizan lentamente. De vez en cuando graznan con tesitura de barítono. Junto a la orilla, yacen caimanes gigantes. Parecen quemados por el sol. De repente, se dejan ver las primeras luciérnagas. Y entonces, el vanidoso cristatus albino se posa sobre el más viejo roble, donde siempre pretende pasar la noche.

Máquina y organismo. La ciudad vive, pues crece y se transforma. Todo elemento va siendo poco a poco actualizado por otra supuesta mejor versión.

Autora: annacarrera.com

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