Por ahí llegas. Qué guapa estás… Qué sonrisa tienes. Vienes vestida de rosas y de claveles, de mar y de cielo.
Caminas calzada con tu orgullo de madre, con tu elegancia y tu generosidad. Llevas tu pamela de cordura, de inteligencia, de discreción y de buen juicio. Sostienes tu bolso de sensatez, de prudencia, de responsabilidad y de respeto.
Como de costumbre, nos vemos para pasear, para descubrir, para crecer, para compartir… Nos traes bombones de frutos y postre de cabello, cabello de ángel, como el tuyo.
Ya tienes asiento en primera fila para ver el amanecer, el mar turquesa, la luna llena y el arcoiris. Y ahora, vas a tomarte una cervecita en la playa, mientras sigues velando por todas tus familias: la de sangre, la de profesión, la de la amistad…
Así te vemos, y así queremos recordarte. No negamos estar tristes. Te echamos mucho de menos, aunque te vemos en tus hijos, y estás en los corazones de quienes hemos tenido el privilegio de admirarte y de quererte.
Querida Esther, vuela libre y descansa en paz.
Por ahí llegas. Qué guapa estás.
Autora: annacarrera.com