Capítulo 9. Uma

1984

_Tranquila, Mira. Te dejo la dirección de Uma. Ella podrá ayudarte. Tiene una escuela taller y ayuda a las mujeres a salir adelante. Colabora con varias organizaciones humanitarias de la India y conoce a mucha gente que quiere cambiar las cosas en esta ciudad.

_Gracias, Maya. Gracias de todo corazón. Tengo que alimentar a mis hijos y no logro encontrar un empleo que me permita conseguir un hogar para mi familia… Necesito poder valerme por mí misma. Soy una mujer fuerte y trabajadora. No quiero que mis hijos crezcan en la calle.

«Shalimar. Escuela de oficios de Mumbai. Cursos y talleres de artesanía». Debe de ser aquí.

_Suprabhat ¿Uma?

_Yo misma. ¿Cómo estás? ¿Puedo ayudarte?

_Sí, por favor. Soy Mira. Me han hablado de tí. Dicen que ayudas a las mujeres con dificultades…

_Aquí nos ayudamos todas en lo que podemos. ¿Quieres que hablemos?

_Sería estupendo. Muchas gracias.

_Por favor, Jaya ¿Puedes atender tú el taller un momento?

_Claro, Uma. Ya ves que hoy hay ambiente de fiesta… Despedimos a Darsha, que se nos va a hacer carrera a la capital. La echaremos tanto de menos…

_Desde luego, Darsha ha sido una enorme ayuda para la casa… Pero es una gran promesa para este país, y vamos a seguir sabiendo de ella a menudo, seguro.

_Ya ves, Mira. En Shalimar aprendemos las unas de las otras. Todas aportamos nuestras capacidades para el bien común, y mientras trabajamos con las manos, aprendemos lenguas, conocemos nuestra historia, compartimos música, literatura… Si te parece, vamos al patio a tomar un té tranquilamente y me cuentas cuál es tu situación.

_¡Darsha! Dinos unas palabras, por favor… De esas que nos alimentan el alma…

_Está bien. Lo intentaré, aunque estoy muy emocionada… Darsha: el nombre que me propuso Uma cuando llegué huyendo. En esta casa que me ha visto renacer. Con vosotras, mujeres, que sois ya mis hermanas. Creo que mi madre estaría orgullosa, porque a pesar de haber sido educada en un entorno dominado por las tradiciones del hinduismo, nunca pudo comprender esta sociedad tan injusta. Hoy parto a Nueva Delhi, a luchar por nuestra libertad con todas mis fuerzas. Por mi madre, por vosotras, por todas las que son, las que fueron, las que vendrán.

_Todas sabemos que en la India se valora la feminidad y la maternidad, pero se preconiza la subordinación total de las mujeres a los hombres. A pesar de que la Constitución declara la igualdad, durante la infancia, una mujer debe sumisión a su padre, durante la juventud a su marido y, si muere éste, a sus hijos. La mujer nunca debe ser independiente y no está hecha para ser libre.

_Los derechos de las mujeres tienen que estar entre las prioridades políticas de la India. Para empezar, tenemos que luchar por la abolición efectiva del matrimonio con niñas, que es el objetivo principal de las familias para sus hijas. La práctica de la dote, a pesar de haber sido abolida hace cincuenta años, aún se lleva a cabo, suponiendo tal esfuerzo económico que se siguen produciendo desapariciones y asesinatos de niñas al nacer.

_Debemos exigir el cumplimiento de la igualdad proclamada hace tanto tiempo en las leyes, y que no se respeta en la práctica. Esas falsas instancias judiciales, esa mal llamada justicia del pueblo, tiene los días contados. No van a seguir castigando a las niñas y a las mujeres por no cumplir con sus enfermizas premisas morales. Basta de condenas, de violaciones colectivas en las plazas públicas, basta de torturas y de muertes aleccionadoras. Así vamos a seguir luchando, hasta que no nos quede aliento. Y vosotras, aquí, desempeñáis la labor más importante: estar del lado de las mujeres que necesitan protección, apoyo, y una mano amiga, para que empiecen a creer en ellas mismas, y a vivir en libertad en este país.

_Tenemos que estar juntas y unidas. Sólo así lo conseguiremos. Gracias a vuestro apoyo, he logrado abrir los ojos, he podido formarme y estudiar en la universidad, conocer otras culturas y otras formas más justas de sociedad…. Quién lo hubiera pensado, viniendo de una familia tan pobre… Ahora me marcho a poner mi granito de arena. Espero tener el privilegio de trabajar con el gabinete de la primera ministra, la segunda mujer en el mundo elegida democráticamente al frente de un gobierno, Indira Gandhi. Ojalá yo sepa estar a la altura. Os amo, hermanas. Os llevo siempre en el corazón, y sabéis que siempre vuelvo…

_¿Qué te parece, Mira? Ya ves que aquí hacemos mucho más que labores. Nos acusan de adoctrinadoras, de herejes, de furcias… Pero lo único que intentamos es ayudar a las mujeres a vivir en libertad. Hemos tejido una red amiga que nos permite seguir creciendo. Tenemos apoyos de todo el mundo, y por el momento, no hemos lamentado represalias…

_Gracias, Uma. Te estoy muy agradecida… Mañana acudiré puntual a la casa que me has indicado para empezar el trabajo. Qué tranquilidad saber que me tratarán con respeto, que me pagarán por mi trabajo, y además, me van a permitir tener a mis hijos conmigo. Todavía no puedo creerlo…

_No es nada, Mira. Es lo que mereces, lo que merecemos todas. Sólo te pedimos que por la tarde vengas un ratito a enseñar a las mujeres que no saben leer. Tienes libros inspiradores en la pequeña biblioteca del fondo. Verás que va a ser una tarea agradable y gratificante. Y desde luego, puedes traer a tus hijos, como hacemos todas… Tenemos maestra y sala de juegos para ellos…

_Por supuesto. Pondré todo mi cariño en ello. Nunca olvidaré esta oportunidad. Mm… Uma… Me pregunto…

_Dime, no temas. ¿Qué más quieres saber?

_Tú no naciste en la India, verdad?

_No, Mira. Nací en España, en un pueblo de Almería, junto al mar.

_Me preguntaba cuál sería tu historia…

_Um… mi historia… Otro día hablaremos de eso… Como tantas otras mujeres, lamentablemente tuve que huir. Pero recordarlo me pone un poco triste, y prefiero emplear toda mi energía en mi trabajo, en mi familia… Por cierto, mira quién aparece por la puerta… Te presento a mi marido, Madhur, mi compañero de vida. Ella es nuestra pequeña, Leya, y éste, nuestro chico, Amal.

_Encantada. Tienes una familia maravillosa, Uma.

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