La oscuridad de la noche y la luz interior convierten el ventanal en un gran espejo, que devuelve íntegramente el contenido de la estancia. Arriba, focos ordenados en filas; abajo, mesas y sillas, dispuestas alrededor de la sala, quieren hacerla parecer un aula, aunque en realidad no huela como tal.
En las paredes, cuelgan pares de hilos, más o menos
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